Desde los tiempos de la Ilustración, el campo científico siempre fue vinculado al ateísmo y científicos destacados siempre tuvieron su postura frente a esta idea, tales como Albert Einstein y Stephen Hawking. Uno de los más radicales en la línea desacralizada es Richard Dawkins, seguidor del nuevo ateísmo, quién afirma que la ciencia, como resultado del desarrollo se sitúa del lado contrario de la idea de Dios. Sin embargo, los dichos recientes de un científico plantean una mirada disruptiva relacionada a esta corriente.
El físico brasileño Marcelo Gleiser, recientemente galardonado con el Premio Templeton, uno de los más importantes en el ámbito de la ciencia y el pensamiento interdisciplinario, declaró sobre Dios y la ciencia. Estas declaraciones resultaron escandalosas para algunos medios, por considerarse contrarias al paradigma ateísta que impera dentro de la ciencia.
Gleiser afirmó que el ateísmo es incompatible con la ciencia. Su argumento se basa en un razonamiento muy sencillo. El ateísmo es una creencia, pues no hay evidencia de la existencia de Dios pero tampoco evidencia que niegue dicha posibilidad, y por lo tanto significa una postura metafísica ante la realidad.
La ciencia imita a las religiones
Gleiser, por supuesto, no afirma la creencia en Dios o en un principio espiritual, simplemente aclara que la ciencia no tiene una teoría del todo satisfactoria (y quizá nunca pueda tenerla), pese a que muchos científicos tienden a buscar una. En este sentido, imitan a las religiones, por lo cual no está en posición de determinar si existe una deidad creadora o un principio trascendental.
Para el físico, el ateísmo es inconsistente con el método científico que no es ateo sino, más precisamente, es agnóstico. La ciencia, pese a lo que algunas personas creen, no ha «explicado el origen del universo y la totalidad». Por lo tanto, hay lugar para el misterio, así que no se puede descartar la existencia de Dios. Gleiser califica al ateísmo como «la creencia en una no creencia», es decir, la ilusión de que su postura está libre de creencias.
Los nuevos ateos, dice, «niegan categóricamente algo de lo cual no se tiene evidencia en contra». Gleiser llama a mantener una mente abierta y añade que la ciencia tiene ciertas limitantes. Por ese motivo, es importante que la filosofía y la religión dialoguen con la ciencia y no sean «enemigos».
