Algunas mujeres en el poder se destacaron en esta época por haber tomado decisiones certeras para la lucha contra el coronavirus. Si lideraron mejor o peor que hombres en su mismo rol no es el tema en cuestión. Sino más bien, la legitimación que hicieron de algunos cargos que históricamente estuvieron ocupados por el sexo opuesto.
En notas de The New York Times y The Guardian se tomó el ejemplo de tres mujeres que enfrentaron de gran manera la crisis sanitaria por el COVID-19 en el mundo: las máximas autoridades de Alemania, Taiwán y Nueva Zelanda. Estos tres son algunos de los países que mejores medidas tomaron en este contexto.
La canciller Angela Merkel, cuyo doctorado en química cuántica ha sido un plus para comunicarse en esta época, ha exhortado a su población: “Esto es serio, tómenselo en serio”. La República Federal Alemana llevó a cabo una campaña de 350.000 tests a la semana, consiguiendo que el número de fallecidos por millón de habitantes (6.500) haya sido muy inferior al de la mayoría de países europeos. El país tuvo que afrontar una ola de casi 162.000 contagios.
Otro caso de éxito se destaca en Asia. El Gobierno chino todavía no había bloqueado Wuhan cuando la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, tomó una dura decisión. Decidió suspender todos los vuelos procedentes de esa ciudad a finales de diciembre. En enero, puso en marcha un paquete de 124 medidas para detener el avance del virus sin recurrir al confinamiento. La isla, de 24 millones de habitantes y que no forma parte de la Organización Mundial de la Salud, sólo ha confirmado 429 casos de contagio y seis muertos.
Por su parte, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardner tomó medidas precoces en comparación a la mayoría. Puso en cuarentena a todo aquel que entrara en el país a mediados de marzo, cuando sólo se habían registrado seis contagios. Poco después, prohibió la entrada a todos los ciudadanos extranjeros. Ardner no ha dejado pasar un solo día sin comunicarse con la población y eligió usar plataformas como Facebook Live para una mayor cercanía. Sólo han fallecido 19 de los 1.476 infectados. Su gestión ha disparado su popularidad, que ya supera el 80%.
Las mujeres que alcanzan puestos de liderazgo tuvieron que hacer, en su mayoría, un esfuerzo superior al de los hombres. Han sabido jugar a su favor con los códigos que impone un sistema machista. Es decir, las mujeres con aspiraciones a lugares de liderazgo social, económico o político tienen que ser mejores. Se les exige un nivel mucho más alto que a los hombres. Deben ser el doble de buenas que ellos para que se les tome en serio.
En una situación pandémica, una buena líder toma las mejores decisiones en función de su situación particular. Conoce al país que dirige, escucha y considera las opiniones de científicos expertos. Gobiernan países con una buena gestión de los sistemas de salud. Un gran ejemplo de esto es observar medidas que tomaron gobernantes mujeres de los países que mejor respondieron al coronavirus.