La versión Roswell de Gerald Anderson

Gracias a Stanton Friedman, el caso Roswell fue rescatado del olvido y del encubrimiento gubernamental. Arma el rompecabezas con tal maestría que permite conocer la verdad de lo que realmente sucedió, en Roswell y su alrededores. En la presente publicación les presento el resto de la versión Roswell de Gerald Anderson en la entrevista que Friedman le hiciera. Versión impactante de la cual en mi artículo anterior pudieron conocer la antesala de este testimonio.

Los Anderson, logran estacionarse cerca del objeto cilíndrico y cuando se acercaban, el padre de Gerald dice en voz alta: «Parece una especie de dirigible». Pero cuando ya están a dos metros de distancia su hijo mayor exclama: «Esto es una nave espacial…son marcianos». Al rodear el objeto entran en pánico al ver a cuatro humanoides, tres tendidos en el suelo y uno sentado. Los Anderson fueron presa de la impresión y empezaron a murmurar entre ellos y caminar de un lado a otro.

Según Gerald Anderson, estos seres tenían una estatura aproximada de un metro y veinte centímetros. Vestían una especie de uniforme de color gris y pegado al cuerpo, como de una sola pieza. Su cabeza era grande y desproporcionada en relación con su cuerpo. Sus ojos eran grandes y ovalados de iris oscuro que abarcaba casi todo el ojo. Sinembargo podía observarse presencia de esclerótica de color blanco. Todos tenían una piel grisácea con tonalidades rosadas. Los tres que estaban tirados en el suelo estaban envueltos en una especie de vendas de alguna especie de tela o eso parecía.

Reacción del extraterrestre ileso

El humanoide que estaba sentado, se puso de pie al vernos y alzando los brazos retrocedió con aparente pánico. Observable más que en su rostro, en su gesticulaciones con las manos en alto. Antes de percatarse de nuestra presencia y levantarse, aparentemente trataba de ayudar al compañero que estaba más cerca de él. Le colocaba una de las aparente vendas antes mencionada en la pierna que parecía fracturada. Este humanoide mal herido respiraba con aparente dificultad.

El tío de Gerald, de nombre Ted y su padre, trataban de acercarse al ser que aparentaba estar bien. Este seguía retrocediendo cada vez que alguien se le acercaba. Esta actitud de desconfianza cambió, cuando Gerald Anderson, por su curiosidad de niño, se acercó al humanoide con la pierna fracturada y acarició su cabeza. Cuando el aparente extraterrestre vió la actitud de Gerald no retrocedió más.

El tío Ted le colocó una mano suavemente en el hombro, como una manera de indicarle que querían ayudar y no pretendían hacerles daño. El hermano mayor de Gerald y su primo se sentaron sobre unas vigas rotas sobresalientes de la abertura producida por el choque de la nave. El Tío Ted los reprendió y le ordenó se alejarse de ahí, pues desde el interior salía un fuerte olor como a alcohol de hospital. Ted temía que fuese el olor de algún líquido o gas inflamable y el aparato explotara.

Llegan otros testigos al sitio

Mas de media hora después, llegaron al lugar un grupo de seis personas. Eran 5 estudiantes universitarios y su profesor, el doctor Buskirk. Estaban realizando una investigación arqueológica cerca de ahí como parte de sus prácticas de estudios. La noche anterior, estando fuera de sus tiendas de campaña en el lugar donde acampaban, observaron como un objeto incandescente se estrellaba. Y al día siguiente luego de desayunar decidieron salir a investigar. De esta manera coincidieron con los Anderson en el lugar del siniestro.

Al ver la nave y sus extraños tripulantes, se asombraron y entraron en shock de la misma manera que la familia Anderson. El doctor Buskirk, algo nervioso le dijo al papa de Gerald que el sabía varios idiomas por lo que intentaría comunicarse con los extraños. Esto no dió resultado. Luego intentó comunicarse con señas y signos, pero de igual manera fracasó.

Los alumnos y e profesor se asomaron por la ranura de la rajadura del objeto producida por el impacto. Seguidos por el curioso Gerald, observaron en su interior una especie de extraños componentes electrónicos que apenas se distinguían del resto de la estructura. Se veían algunas pequeñas luces que apagaban y encendían. Por la zona de la fractura sufrida por el objeto se percataron de cientos de cables rotos, al menos eso parecían, tan delgados como un cabellos, que incluso de movían por el viento. Estos cables en el extremo roto, parecían emitir luz blanquecina brillante.

Estaban explorando a la evidente nave y sus tripulantes, cuando llegaron, decenas militares, en decenas de vehiculos y de manera brusca, violenta y amenazante los apartaron del sitio.

No te pierdas mi próximo y último artículo sobre este dosier de Roswell y averigua cual fue el destino de los Anderson, el profesor y sus alumnos y sobre todo, el destino de los extraterrestres y su nave.

1 comentario en “La versión Roswell de Gerald Anderson”

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