La enseñanza en línea es una de las nuevas modalidades, con la que muchos profesores deben de lidiar en estos tiempos de pandemia.
Iniciar en un mundo de clases virtuales, ha sido el reto del 2020 para todos los profesores alrededor del mundo.
Cambiamos las grandes clases presenciales por la virtualidad. Sin embargo, nuevamente no sacamos provecho de la tecnología y esto nos lleva a un retroceso total en la educación a nivel mundial.
Un ejemplo de tal frustración es para Juan Francisco Baldeón, no es la primera vez que da clases; tiene 17 años de experiencia y también había tenido la oportunidad de dar clases en línea desde hace tres años en plataformas parecidas a Zoom.
Pero en una clase presencial, llegó a su máximo nivel de frustración, les indico a sus alumnos que renunciaría a dar clases virtuales impartidas en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV) peruana.
El profesor Juan Francisco Baldeón les expreso enérgicamente:
«Ya no tengo ganas de enseñarles, !ya me harté, de veras¡»
«Van a decir «es que el profesor no me enseñó nada». Y no es que no te haya enseñado nada, es que tú no leíste (…) Estoy viendo la posibilidad de renunciar y me largo», a través de la plataforma de Zoom.
¿Cuáles son los retos que presenta la enseñanza en línea?
Experiencias como la que tuvo el profesor, son escenarios que presentan a diario millones de profesores y maestros, lidiar con una realidad virtual que nos aleja cada vez más de la realidad.
Entre los grandes retos a afrontar que expreso el profesor, podemos mencionar:
Desconexión con el alumno
Es increíble ver la falta de intereses por parte de los alumnos al querer aprender; tener la facilidad de las clases virtuales los ha vuelto más perezosos a la hora de participar o entregar trabajos virtuales.
La relación alumno profesor se ha perdido, no existe esta conexión y recordemos que el ser humano es social por naturaleza.
Falta de respuestas no verbales del alumno
A los alumnos no se les obliga a colocar su cámara, en ocasiones a los profesores les ha tocado hablar con 20 pantallas en negro.
Cuando el profesor solicita participación de la clase, casi es nula. Las clases presenciales permite al educador ver las emociones y reacciones de los alumnos en vivo.
Desde llamarles la atención, evacuar un tema o iniciar un debate, en las clases virtuales las emociones o comportamientos no se logran leer.
Falta de motivación por parte del grupo
Los alumnos no les gusta leer, se deja lecturas para abordar y discutir en clases; pero simplemente no las leen.
Las justificaciones son casi insultantes, no me llegó el correo, no recordaba que teníamos que leer, no me dio tiempo.
Para los alumnos es más sencillo mentir detrás de una cámara que delante de un profesor.
Carencias de espacio para estudiar
Esta es una realidad que viven millones de alumnos, no todos tienen la posibilidad de acceder a un equipo de cómputo propio o tener un espacio tranquilo para estudiar.
El profesor explica que a veces escuchaba un mercado de fondo, una gran familia numerosa atrás u otras actividades en medio de una clase.
Algunos alumnos se acongojaban y no participaban por vergüenza o bien la conectividad de internet era pésima, no podían tener la misma calidad de clases que los demás.
Nuestro mundo no estaba listo para una la enseñanza en línea, estamos apenas en pañales bajo una realidad que nos acompañara de ahora en adelante.