La globalización falló de nuevo y caímos todos en la trampa

La globalización posiblemente sea el término más usado en nuestros días para definir el sistema que ordena al mundo. Y podemos apreciar que está presente cuando se afirma que un virus se expandió por el mundo desde un mercado de mariscos de Wuhan. Pero, ¿Es esto la globalización? Si la pensamos en términos económicos, es algo mucho más complejo.

La economía mundial ha experimentado dos grandes olas de globalización desde el inicio de la primera Revolución Industrial. En este momento, podríamos estar siendo testigos del final de la segunda ola de la globalización, lo que puede llevar a un nuevo orden mundial.

La primera ola tuvo su pico en 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial y sus tecnologías transformadoras. La segunda, comenzó en los ’80 estuvo impulsada por la tecnología de la información y de las comunicaciones, que nuevamente facilitó el movimiento transnacional de capital, bienes y servicios.

Esta última, comenzó su crisis de credulidad en 2008, con el derrumbe de Lehman Brothers. El cuestionamiento a la integración financiera dejó al descubierto la fragilidad de los mercados financieros globalizados. Los actores institucionales, entidades bancarias y bancos paralelos, dependían de algoritmos sofisticados y poder informático para generar un apalancamiento aparentemente infinito.

2020: el cambio de paradigma

Dani Rodrik de la Universidad de Harvard, había advertido que la última fase de “globalización extrema” crea un trilema político: “La democracia, la soberanía nacional y la integración económica global son mutuamente incompatibles”, sostuvo. “Podemos combinar dos de las tres, pero nunca tener las tres simultáneamente y en su totalidad”. ¿Libre mercado y pérdida de soberanía? Justo en una época de exacerbación del nacionalismo. Parecía insostenible y una pandemia puso en tela de juicio estas contradicciones discursivas.

La crisis económica que detonó la pandemia del COVID-19 se caracterizó por el estancamiento de las cadenas de suministro integradas nacionales. Confinados en aislamiento, nos hizo preguntarnos si este es el sistema económico que persistirá en el futuro. Ese que depende de los recursos naturales de cada país, de una alimentación a base animal, de la necesidad que tenemos de adquirir productos con una vida útil limitada.

Una explotación de recursos que perjudican el medio ambiente y una torta de pocas porciones que se reparte entre pocos países. Si el planeta llega a un sistema de salud colapsado y a una crisis económica: ¿Hacia dónde vamos?

La economía sustentable: la salvación

La globalización y la dependencia de unos pocos países y suministros nos genera preocupación y nos hace sentir indefensos. Los habitantes de este planeta dependemos de las decisiones políticas y económicas de unos pocos y, como vimos, pueden ser falibles y vulnerables.

Lo que nos queda en un futuro cercano es la creación de sistemas de economía sustentable. Paneles solares, huertas orgánicas o monedas virtuales aparecieron en este último tiempo de crisis como posibles alternativas a un sistema capitalista salvaje, pasajero y transitorio. Para eso, los países deben unirse en un cambio de paradigma que nos permita seguir coexistiendo con este mundo.

1 comentario en “La globalización falló de nuevo y caímos todos en la trampa”

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