La ciencia demuestra que la ansiedad es la asesina del amor

Alguna vez la escritora francesa Anaïs Nin dijo que la «ansiedad es la asesina del amor» ya que es como «si un hombre ahogándose se sostuviera de ti». En otras palabras, la ansiedad inflige en el otro estrés y desesperación y elimina las condiciones para que pueda florecer el amor. Un reciente estudio de este año comprobó que más allá de la experiencia vital, existe una razón científica por la cual la ansiedad dificulta el amor.

Estamos hablando de un mundo en el que buena parte de la población, entre el 20 y el 25% en algunos países, ya padecía ansiedad antes de la pandemia. Pese a eso, es indudable que la calma y la atención son los estados mentales que favorecen el amor, por lo que es importante desarrollarlos.

Cómo se produce la ansiedad

La ansiedad produce mucho cortisol, hormona relacionada con el estrés. Cuando esta hormona es liberada fuera de sus ciclos naturales puede reducir el deseo sexual. En estos casos, cuando el estrés es crónico, el cuerpo dirige las energías que podría dirigir a otras cosas a lidiar con el estrés. Incluyendo las hormonas ligadas con el sexo

Aunque también existen casos en los que lo opuesto sucede. Pero incluso en los casos en los que la ansiedad se puede traducir en deseo sexual tiene efectos negativos en el desempeño sexual y, además de problemas de libido, puede producir impotencia u otras condiciones. 

Es cierto que algunas personas lidian con la ansiedad con comportamientos obsesivo-compulsivos (entre ellos puede estar el sexo y la masturbación). En esos casos, aunque puede ser que estas personas dispongan de deseo sexual, generalmente su comportamiento es patológico. Difícilmente logran gozar de una sexualidad en pareja, en la cual pueda haber amor y erotismo. O a lo mucho, el sexo se convierte en una especie de droga que les entrega un placer efímero.

Lo importante en todo caso es saber que la gran mayoría de las personas pueden resolver sus problemas de ansiedad con cierta cantidad de esfuerzo. Una de las mejores herramientas que existen es simplemente practicar técnicas de respiración orientadas a disminuir el estrés. Esto puede lograrse a través de técnicas que priorizan las exhalaciones, que deben ser más largas y realizarse de manera lenta y ligera.

Con un poco de paciencia o simplemente dedicación, se pueden aprender sencillas técnicas que pueden regular el sistema nervioso autónomo (el cual realmente no es autónomo, pues puede intervenirse voluntariamente).

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