Escucha tu cuerpo, la voz de tu mente: la sobreestimulación y los dolores

En nuestro centro de operaciones mental gestionamos cada día miles de estímulos que nos llegan a través del correo, aplicaciones de mensajería móvil, redes sociales, medios de comunicación y personas con las que interactuamos. Nuestra mente está sometida a una sobreestimulación constante, lo cual puede derivar en estrés, ansiedad y agotamiento general. El protagonismo de nuestra mente, aparta la actividad del cuerpo, relegado para muchos a un mero envase que contiene los órganos y nos permite movernos. Y al sedentarismo propio de la era tecnológica se han sumado los efectos colaterales de las distintas restricciones de la pandemia.

A más horas de televisión y pantallas, aunque sea para conversar con nuestros seres queridos, menos cuidado y tonificación del cuerpo y una sobreestimulación de la mente. Sin mencionar que silenciamos las molestias o dolores con analgésicos o cualquier otro medio. Si logramos desaparecer el síntoma, estaremos matando al mensajero.

El lenguaje cuerpo-mente

El psiquiatra e investigador Bessel van der Kolk explica en su clásico El cuerpo lleva la cuenta el riesgo de no escuchar las llamadas de nuestro vehículo para la vida: “Mientras guardes secretos y suprimas información, estarás fundamentalmente en guerra contigo mismo. Una cuestión crucial es permitirte saber lo que sabes”.

A través del dolor de espalda, el cuerpo nos pide que cambiemos de postura, nos manda movernos. Un dolor de cabeza recurrente nos invita a aflojar la marcha. Las molestias y la fatiga de una digestión pesada es el aviso del organismo de que no lo estamos haciendo bien. El cuerpo nos habla para que nos concedamos una pausa o bien introduzcamos cambios en nuestra vida. Si lo acallamos o lo desoímos, porque estamos centrados en lo mental, corremos el riesgo de que la próxima vez que decidamos atenderlo sea demasiado tarde.

Sobre esto, en su libro Reconecta con tu cuerpo, la terapeuta corporal Anna Sólyom establece la siguiente analogía: “Al igual que cuando un coche empieza a fallar o hace ruidos raros lo llevamos al taller porque no queremos quedarnos tirados en la carretera, merece la pena escuchar los mensajes de dolor. El dolor es nuestro amigo, nuestro mejor aliado, ya que busca nuestra supervivencia, corregir lo que hacemos mal para prolongar la vida del organismo. Estamos ante un maestro al que nadie quiere”.

Cuatro consejos que nos ayudarán a escuchar nuestro cuerpo

Escáner corporal. Una técnica muy usada en mindfulness es la meditación centrada en cada parte del cuerpo para saber cómo se siente. Tendidos, llevemos nuestra atención a distintas zonas y “escuchamos” qué nos dicen.

Un paseo diario. La herramienta más sencilla para romper con el sedentarismo son nuestras piernas. Nuestro teléfono móvil tiene aplicaciones que nos permite marcarnos un objetivo diario como, por ejemplo, 5.000 pasos.

Nutrir el cuerpo y la mente. Los japoneses aplican la regla del 80%, comiendo un poco menos del hambre que tienen, para promover la ligereza del cuerpo. No hay que recortar, en cambio, las horas de sueño que precisa nuestro sistema para un buen reset diario.

Honrar al mensajero. En lugar de ahogar los síntomas con pastillas, si escuchamos nuestro cuerpo, él nos dirá lo que necesita. Jenny Moix, profesora de psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, lo resume en estas palabras: “Nuestro cuerpo necesita ser considerado, cuidado, mimado. Normalmente nos olvidamos de él, solo el dolor nos recuerda que está allí. Como si fuera el grito de nuestro cuerpo para que le prestemos un poco de atención”.

2 comentarios en “Escucha tu cuerpo, la voz de tu mente: la sobreestimulación y los dolores”

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