La explicación de porqué lo que comemos alimenta nuestro cerebro

Los humanos somos materia, y como la materia no se crea ni se destruye, necesitamos obtenerla de algún lado y como somos seres heterótrofos, para eso nos alimentamos. Lo que comemos alimenta nuestras células, nuestros tejidos y nuestro cerebro, ya que necesita energía y ciertas sustancias para mantenerse funcionando en óptimas condiciones.

Agua, grasas y neuronas

El cerebro, como todo nuestro cuerpo, está formado por células, que son la unidad fundamental de todos los seres vivos, que se organizan en tejidos y órganos. Sin importar sobre qué tan especializadas sean las neuronas, siguen teniendo en su composición una gran cantidad de agua. Asi que nuestro cerebro también es en parte agua, pero también contiene una buena cantidad de grasas, que conforman las membranas celulares. Lo que comemos alimenta nuestro cerebro.

La mayor parte de las grasas que forman al cerebro son esenciales: quiere decir que nuestro cuerpo no puede sintetizarlas y necesitamos obtenerlas de la comida. Lo que necesitas son ácidos grasos omega-3 y omega-6, que están presentes en pescados como el atún, salmón y sardinas, o nueces y otras semillas.

Lo que decimos tiene un marco teórico, ya que se realizaron diversos estudios que relacionan un bajo consumo de estos ácidos grasos esenciales con condiciones neurodegenerativas.

Aminoácidos y mensajes químicos

Las proteínas son algunas de las moléculas más versátiles de nuestro cuerpo: transportan sustancias, como lo hace la hemoglobina en la sangre, pero también forman parte de tejidos como los músculos.

También cumplen las funciones de mandar mensajes entre unos y otros sistemas del cuerpo: las hormonas son proteínas. Algunos aminoácidos, que son las moléculas que conforman a las proteínas, funcionan como otro tipo de mensajeros: los neurotransmisores. Estos mensajeros químicos cumplen con la función de regular múltiples funciones en el organismo, como  los ciclos de sueño o el metabolismo.

Las variaciones en ciertas hormonas y neurotransmisores en el cerebro, puede hacernos dormir mal, no sentirnos satisfechos al comer, subir de peso. Aunque algunos alimentos contienen algunos aminoácidos y proteínas en realidad es complicado que lleguen al cerebro a partir de los procesos de digestión.

Sin embargo algunas cosas que comemos pueden influir en activar o desactivar ciertos mecanismos que desencadenan una liberación de ciertos neurotransmisores. Las comidas con muchos azúcares o grasas, influyen en el sistema de recompensa del cerebro. Este sistema libera dopamina, un neurotransmisor que nos hace sentir más felices, lo que puede llevarnos a comer más alimentos poco saludables. Pero eso no es bueno para tu cerebro ni para el resto de tu cuerpo.

Energía y azúcares

Hablando de azúcares, el cerebro necesita de ellos, específicamente de glucosa: el azúcar que circula por nuestra sangre. Y aunque el cerebro solo representa el 2% del peso de nuestro cuerpo, consume un 20% de todos nuestros requerimientos energéticos.

Los carbohidratos que comemos se clasifican en almidones, azúcares y fibra: los dos primeros son lo que nuestro cuerpo puede digerir y transformar en glucosa, la fibra no se metaboliza, pero es útil para la digestión.

Nuestro cerebro necesita que comamos carbohidratos, pero no todos nos resultan igual de útiles. Algunos alimentos como el pan blanco, contienen carbohidratos que aumentan muy rápidamente la glucosa en la sangre, así que nos sentimos con mucha energía, pero solo temporalmente.

Así como sube, la glucosa también baja muy rápido y entonces nos sentimos cansados, irritables y con dificultad para concentrarnos. Eso pasa porque nuestro cerebro no está recibiendo suficiente energía.

Para evitar esto, es mejor consumir alimentos que contengan carbohidratos, pero que mantengan un nivel más constante de glucosa en nuestra sangre: frutas, verduras y leguminosas.

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