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El cambio inminente: la desaparición del dinero en efectivo y sus problemas

El cambio es inminente en un mundo post coronavirus, a nivel social, cultural y económico. Lo que denominábamos “normal” podría haberse terminado. Entre esas cosas, el dinero en efectivo, que usamos habitualmente, podría mutar completamente. Se avecina la evolución tecnológica mediante bancos virtuales, el uso total de tarjetas o tecnologías de inteligencia artificial. La pregunta es: ¿El mundo está preparado para la desaparición total de los billetes?

Nuestra especie, desde sus inicios, sintió la necesidad de intercambiar objetos y servicios con sus pares, ya sea para la relación con su entorno, o para aumentar su espectro de supervivencia. Con el tiempo, se perfeccionó la forma de realizar trueques, llegando a forjar, hace ya más de 2.700 años, la primera moneda en la historia de la Humanidad. Un milenio después, fue el turno del dinero en papel, instaurado oficialmente en China en el año 812 d.C,  y llegando de manera tardía a Europa recién en el año 1661( Martínez, 2009).

Depósitos de pago, o certificados, dieron origen a lo que hoy se conoce como “cheques”, aparecieron en el mercado habitual de igual manera entre el siglo XIV y XVIII.  Luego, se generó un extenso periodo  de estancamiento en el descubrimiento de procedimientos de pago en el mercado. Fue a finales del siglo XX donde nació lo que revolucionó el mundo de las transacciones comerciales: la tarjeta de débito y crédito.

La llegada de pagos virtuales

Este nuevo sistema impulsó la evolución de métodos de pago en nuestra época, utilizando como beneficio la tecnología de redes con la que contamos. Al hacerse masivo el uso de telefonía celular e internet, las transacciones bancarias electrónicas y diversas aplicaciones móviles de pago ganaron usuarios. Los beneficios estaban en la facilidad de los pagos, evitar trasladar efectivo y la practicidad de las operaciones con smartphones que todos usamos.

Una encuesta de WorldPay indicó que a un 49% de los consumidores europeos les gustaría ver pagos biométricos como tecnología de pago alternativa. Además, la inclusión de la huella digital y escaneo de la palma de la mano e iris. Según una encuesta a 2.077 consumidores mayores de 15 años de Gran Bretaña, publicada por London & Partners en junio de 2016, un 68% cree que las tecnologías sin efectivo reemplazaran completamente el dinero físico para el año 2036.  La pregunta es ¿Qué consecuencias sociales, políticas y económicas se darían con este cambio?

Hay países donde los pagos de consumidores con dinero físico no son mayores al 10% (Datos de PaytechSolutions 2018) como Bélgica, Francia, Reino Unido, Noruega, Suecia y Dinamarca, que, además cuentan con cerca de un 90% de la población que tiene una tarjeta de débito. De hecho, en España se presentó un proyecto para eliminar gradualmente el dinero en efectivo.

Suecia, es un gran ejemplo de estos nuevos cambios, y de hecho, mucho antes de la pandemia.  Ya que existen ciudades enteras que no tienen oficinas de banco que acepten efectivos, ni aceptan depósito con él. De hecho, las iglesias cuentan con lectores de tarjetas para realizar donaciones. Los suecos apuestan, a que en el futuro todas las transacciones sean digitales. Incluso, Suecia se encuentra en proceso de creación de su moneda digital soberana: la e-Corona.

Ahorro evitando emisión de efectivo

Esta transformación disminuiría los costos de generar dinero físico por parte de las entidades emisoras. Un estudio del Banco Mundial, estipuló que los países menos desarrollados económicamente son quienes poseen los más altos costos directos del dinero en efectivo, gastando entre un 2 y un 4% de su PIB en eso. Rusia, gastó para el año 2015 el 1.1% de su PIB, una pérdida de veinte mil millones de dólares. Solo en EE.UU, se encontró que los empleados de un establecimiento desperdician hasta 500 horas de trabajo mensuales, al tener que contar dinero.

Desventajas de la desaparición del dinero en efectivo

Como desventaja, podría haber un aumento de las desigualdades sociales, debido a que muchas personas no tienen acceso a cuentas bancarias vinculadas a sistemas de pagos móviles o digitales. World Cash Report, en el 2018, reveló que el efectivo sigue siendo el medio de pago mas utilizado. Además, un tercio de la población no tienen cuentas bancarias.

El temor a los ataques cibernéticos y la seguridad de los datos puede ser un factor a tener en cuenta. El acceso a la totalidad de las transacciones comerciales de los individuos por parte del gobierno o de entidades privadas tiene un efecto directo en la privacidad.

Dejar afuera del sistema a muchas personas es una desventaja inmensa. Existe la posibilidad de que muchas personas y actividades no estén preparadas para utilizar únicamente medios de pago electrónico. La completa supresión del efectivo, podría inhibir el crecimiento en determinadas áreas de países con un bajo PIB y regiones con altos niveles de pobreza, donde el efectivo es la forma de pago más accesible para almacenar y realizar transacciones.

La solución podría ser introducir cambios en forma gradual y en línea con la situación económica y tecnológica que posea cada país, haciéndose necesario, primero, un quiebre de paradigma en la población. Generar un trabajo en conjunto entre gobiernos e instituciones financieras formales de modo de promover la inclusión financiera en todas las regiones, impulsando el desarrollo tecnológico y la conectividad.

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