Es todo un signo de nuestros tiempos. El último año todos vivimos distintas épocas en cuanto a la lectura de noticias sobre el coronavirus. Eso, junto con la costumbre de utilizar permanentemente el móvil y nuestra angustia existencial hicieron que el doomscrolling esté presente.
El término doomscrolling tiene que ver con nuestro móvil. Surge de la suma de Doom, en su acepción de fatalidad, y Scrolling, que asociamos a desplazarnos hacia abajo con la pantalla del móvil o el ordenador. Así lo apuntan en el sitio Maldita. Esta actividad es peligrosa para nuestra salud mental porque visitamos con demasiada frecuencia páginas de periódicos, redes sociales o información oficial. Las consecuencias pueden traer hasta ataques de ansiedad.
Durante muchos meses nos acostumbramos a ver contenido frustrante o deprimente. El problema es que ese acostumbramiento trajo además una adicción a la novedad. Estar siempre informado sobre las tendencias y las últimas noticias significa conocer de antemano las peores cifras y la información más negativa. Cabe destacar que eso comenzó a cambiar en los últimos meses gracias, por ejemplo, con las noticias sobre las vacunas.
El problema que surge con el doomscrolling y el coronavirus es que en ocasiones esa lectura de noticias no nos causa ningún beneficio y proviene de fuentes poco fiables, artículos tendenciosos o meras conjeturas sin base. La persona se alimenta de esa mala sensación, sin saber que puede ser mentira.
Estar hiperconectado no siempre está relacionado con algo bueno y hay que detenerse en dos aspectos. Por un lado el tiempo que se está delante de la pantalla, pero también las consecuencias que tiene el contenido que pasa ante nuestros ojos y debemos ponerle freno. Es aconsejable realizar actividad física, salir y tener contacto con la naturaleza o leer un libro. De esa manera podremos desconectarnos de las pantallas y de las noticias.
