Cuando estoy triste miro memes: el poder analgésico de las imágenes virales

Tuviste un mal día y crees que el mundo conspira en tu contra. Se hace de noche, estás en tu cama y te pones a revisar las redes sociales en el móvil. Solo quieres ver algo que te anime. No parece el mejor lugar, teniendo en cuenta las noticias, pero de repente te topas con memes que, curiosamente, describen tu situación actual. Te sientes identificado, te da la risa, lo compartes con tus amigos. Es una actividad terapéutica.

Los memes son parte de nuestra vida en internet. «Normalmente surgen como una forma de interacción social, como referencias culturales o como una forma de describir situaciones de la vida real de las personas», explica una investigación sobre este tipo de mensaje y sus usos sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana de México. Además, un estudio de Nielsen, empresa pionera en la medición de audiencias, asegura que en España el poder de los anuncios humorísticos es decisivo, hasta el punto de que más de la mitad de los encuestados los recuerda. La mayoría de estos anuncios también incluye memes.

Bastan solo unos pocos segundos en Facebook, Twitter o Instagram para encontrar una ocurrencia de este tipo que haga reír. Para nuestra fortuna, está comprobado que el humor es un arte que puede convertirse en un fuerte analgésico contra la tristeza, la depresión y el dolor. Numerosos estudios han demostrado que el humor y la risa fortalecen el sistema inmunológico y sirven como bálsamo para los efectos dañinos del estrés. Por supuesto, mejoran el estado de ánimo.

«Toda la información que recibimos tiene un impacto en nuestro estado de ánimo. En momentos de tristeza, incertidumbre y apatía, como en esta época de pandemia, la gente ya está cansada y desmotivada, y por eso la mayoría recurre al humor… para liberar la tensión que nos trae la cotidianeidad, la rutina. Es muy beneficioso tener esas pequeñas dosis de alegría», afirma la psicóloga Gabriela Paoli, en su libro Salud Digital. Eso explicaría el masivo éxito de los memes, un divertido analgésico momentáneo fácil de encontrar en las redes sociales. Están por todos lados: en tu página principal de Facebook o en el mensaje de WhatsApp que te envía tu madre.

En esta época, en la que estamos hiperconectados las 24 horas del día, podemos apoyarnos en estas pequeñas porciones de humor que nos suministra la red, y que nos ayudan, de manera momentánea, a aliviar un malestar cotidiano. Sin embargo, Paoli advierte que esto también puede decantar en un exceso: «No debemos pasar gran parte del día viendo memes, vídeos y todo tipo de contenido gracioso, ya que podemos caer en utilizar esto como un recurso para llenar un vacío existencial real. No hay que quedarse atrapado en la red; cuando hay un problema de salud emocional siempre hay que acudir con un profesional».

El meme es un símbolo de nuestros tiempos. El resumen de una situación o estado de ánimo llevado a lo gráfico tiene tantos años como la historia humana. Sin embargo, el resumen en una sola imagen, utilizando una referencia masiva, jugando con la semiótica y la generación de sentido, además de la viralización; son acciones de esta época viral. Una época en la que hacemos memes por crisis económicas y pandemias, pero nos deprime un visto en WhatsApp o un Ok.

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