El asesinato del afrodescendiente George Floyd, consumado por el policía de Minneapolis Derek Chauvin, desató una abrumadora indignación popular y un hito en la historia estadounidense. No sólo por el plan de reforma presentado en el Congreso en las últimas horas contra el abuso policial, sino por cientos de ciudades que se unieron contra el racismo en Estados Unidos y el mundo. ‘No puedo respirar’ se transformó en una frase que recorrió el mundo.
Floyd, de 46 años, fue detenido el 25 de mayo luego de que el empleado de una tienda lo denunciara por intentar pagar con un billete falso de 20 dólares. Cuatro agentes lo arrestaron y Chauvin lo retuvo en el suelo arrodillándose sobre su cuello por 8:46 minutos, mientras el hombre gritaba: ‘No puedo respirar‘. Su frase se transformó en los últimos días en un grito mundial contra el racismo y el abuso policial contra la población afrodescendiente, la discriminación, la violencia racista y la institución policial.
Chauvin fue detenido y hoy se presentó ante el juez de la causa. Lo que se concluyó fue que la fianza se fijó en 1,25 millones de dólares o un millón con condiciones. El policía deberá pagar ese precio si quiere ser puesto en libertad condicional antes de su juicio. En concreto, se encuentra acusado de asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado por sus acciones.
Detrás del racismo afrodescendiente y la discriminación
El término afrodescendiente fue acuñado en Durban, Sudáfrica en 2001 en la Conferencia Mundial contra el Racismo. La palabra hace mención a los esclavos que viajaron en barcos contra su voluntad. En occidente, la población negra, denominada vulgarmente, es el producto y la consecuencia de la trata transatlántica esclavista y tiene siglos de historia de violencia. Lo que sucedió no fue algo nuevo, dentro de Estados Unidos ni universalmente en lo que respecta a la discriminación.
Vivimos en un mundo construido sobre la supremacía blanca, colonial y racista. La imagen, ya icónica de Floyd en el suelo, representa la construcción imaginaria de raza inferior que sufre este sector. La población afrodescendiente en Estados Unidos representa poco más del 12% de los habitantes. El mundo no está ajeno a la discriminación racial, por eso la frase ‘No puedo respirar’ hizo eco.
El estallido social que provocó el crimen policial generó toque de queda en ciudades de todo Estados Unidos, que hoy se mantiene en 12. Desde el asesinato de Martin Luther King en 1968 que esto no sucedía. Hubo incendios a comisarías, protestas en las cercanías a la Casa Blanca, que apagó sus luces por primera vez y cientos de heridos y detenidos. ¿Por qué este caso replicó las protestas en ciudades de todo el mundo? La viralización del video del asesinato, la discriminación latente en el mundo con el auge de movimientos de ultraderecha, además de la crisis y el desempleo que sufren estas minorías históricamente perjudicadas podrían explicarlo.
El grito mundial contra el racismo: ‘No puedo respirar’ da la vuelta al mundo
Australia fue el primer país que se unió a las protestas, pese a las advertencias del gobierno de respetar la cuarentena. En las movilizaciones se denunció la violencia y racismo, que sufre la población originaria (más de 400 muertes en los últimos 30 años) en manos de la policía. Mientras que el mayor foco de las protestas en el mundo se vio en Alemania, donde 15.000 personas salieron a la calle en Berlín. El país europeo tiene una larga tradición de racismo y movimientos de ultraderecha que se contrastan con ser una ciudad cosmopolita.
Japón y Corea del Sur fueron países que tuvieron cientos de personas marchando pacíficamente contra la violencia racial. En la capital nipona, por ejemplo, más de 500 personas de diferentes nacionalidades se congregaron frente a la céntrica y popular estación de Shibuya. En Londres, las organizaciones Libres de Tortura y Consejo Para El Bienestar de los Inmigrantes pidieron al Gobierno actuar contra el racismo en el país.
Los últimos días, los sitios de noticias publicaron notas de los famosos que se unieron a este movimiento (y los que no), rumores de infiltrados en protestas, la postura y las acciones que tuvo Donald Trump amenazando en Twitter con repeler violentamente las movilizaciones, supuesta filtración de información clasificada o imágenes de policías arrodillándose en respeto por la consigna o tendencias en redes sociales que buscaban adherir a este movimiento con imágenes de color negro por ejemplo.
Lo que debería concluir, es que se debería erradicar el racismo y la violencia. Una de las más ejercidas es la que se da contra la población afrodescendiente, de forma física, verbal y simbólica.
El asesinato de George Floyd no debe quedar en vano y debe significar la abolición de una estructura racista institucionalizada, como así también la que ocurre en la vida diaria.
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