El efecto Roseto y las consecuencias del amor

No ha existido un lapso de tiempo en nuestra historia contemporánea, en la que nos hemos percatado de la importancia del amor y de las relaciones humanas. En un mundo cada vez tan individualista, donde se pensaba que tener éxito es llegar a la cima, sin importar si llegas sólo o no. Ha sido momentos de ocuparnos de la salud, y ver ésta, como una bendición que no tiene precio. La compañía se ha vuelto un lujo, para algunos que han estado alejados de sus familiares y amigos por mucho tiempo. La soledad pasa factura pero el amor también tiene sus consecuencias. Hoy te quiero hablar sobre el efecto Roseto.

A finales del siglo XIX, una población italiana se sintió obligada a salir de Roseto, para buscar mejores oportunidades en otros países. Es así como muchos de ellos llegaron a Pensilvania a trabajar para una Cantera. Como es de esperar, los primeros en llegar corrieron la voz, de que éste era un buen trabajo que brindaba la posibilidad de establecerse cerca de la Cantera y sembrar raíces en esa tierra.

Es así como poco a poco se sumaron inmigrantes provenientes de la población de Roseto-Italia. Pronto formaron un pueblo urbano al cual le pusieron el mismo nombre de su pueblo natal. Hubo un acontecimiento que llamó la atención de los médicos que atendían en chequeos regulares a los rosetianos. Un médico llamado Stewart Wolf , se percató con mucha admiración que ellos no se enfermaban de la presión arterial alta, ni de ninguna complicación arterial. Por supuesto que le causó cierta curiosidad.

En búsqueda del secreto

En un principio el Dr Stewart Wolf, pensó que la salud cardiovascular de esta población estaba relacionada a sus hábitos alimenticios. Vale recordar que en los años 50 la mayor tasa de mortalidad de la población General de los Estados Unidos se relacionaba con una alimentación descontrolada, en base de azúcares y proteínas. En su interacción con los rosetianos el Dr Wolf, se percató que los rosetianos no sólo habían adquirido los hábitos alimenticios de los Estadounidenses, sino que además incluían el tabaquismo. Por lo que este seguimiento en la dieta y darse cuenta que tenían el mal hábito del cigarrillo, lo llevo a descartar esta hipótesis.

Pensó para ese entonces, que la genética debería explicar su buena salud cardiovascular. Pero esta hipótesis también fue descartada al comparar la salud cardiovascular de otros rosetianos que vivían en otras partes de EEUU. Los que vivían en otras regiones presentaban la misma incidencia que los estadounidenses. Ya para ese entonces, descartándose las demás hipótesis, contempló la posibilidad que la respuesta se encontraría en alguna circunstancia geográfica de auella población en particular. Pero, poblaciones cercanas como Nazareth o Bangor, con las mismas condiciones geográficas reportaban la misma incidencia de afecciones cardiovasculares que cualquier otro estadounidense.

Las consecuencias del amor

Con la ayuda del sociólogo John Bruhn, se determinó que lo único distinto en este pueblo de 2000 habitantes, era su forma de interrelacionarse. Los rosetianos de este pueblo, habían desarrollado una comunidad que se apoyaba entre sí. Las personas que llegaron primero o que les fue mejor que a otros apoyaban a los menos favorecidos.

Una de las consecuencias del amor que se profesaban, era ver como los hijos se casaban y en vez de irse se quedaban hasta dos y tres generaciones en la misma casa, compartiendo en una gran familia y sin abandonar a los más ancianos. Todos los domingos se reunían en misa y se preocupaban auténticamente por los otros. Se apoyaban en sus necesidades y compartían sus alegrías, se comportaban como una gran familia. Estaban tan organizados para ayudar a los más necesitados y en crear espacios para el compartir en familia que crearon 22 organizaciones cívicas para atender a los apenas 2000 habitantes.

Actualmente se sabe, que la soledad ocasiona estrés y éste a su vez aumenta los niveles de cortisol en el cuerpo. Mientras más altos sea el nivel de cortisol en una persona y este nivel se mantenga en el tiempo, mayor probabilidad existe de daños al sistema cardiovascular. Los rosetianos con la demostración de amor en su comunidad demostraron que no es lo que comemos, ni la predisposición genética o el lugar donde nacemos lo que determina nuestro estado de salud. Las buena salud de los rosetianos era consecuencia directa del amor por el prójimo, que los llevaba a cuidar unos de otros.

Con esto no quiero decirte que descuides tu alimentación o dejes de ir al doctor. Lo que te digo es que cultivemos nuestras amistades, el acercamiento familiar. Demostremos el amor al prójimo. Nuestro mayor acto de espiritualidad no se trata de meditar por cinco horas y realizar todos los rituales que lleguen a nuestras manos. Se trata de ser cada día un poco más como aquellos seres a quienes admiramos y pedimos asistencia. Parecernos más a Jesús, a Buda, entre otros. Pregúntate hoy a quién puedes ayudar en tu familia en tu comunidad. Llama a tus familiares y diles cuánto los quieres. A ese amigo que tienes años sin ver envíale una nota de cariño y de seguro puedas compartir tus alimentos con alguien que los requiere. Así cada vez podremos observar las consecuencias del amor en cada rincón.

Manifiesta a la divinidad que quieres ayudar con un corazón sincero. De seguro te pondrá en el camino alguien a quien demostrar su amor y a ti siempre te bendecirá para tener mucho que dar, tanto en lo material como en lo espiritual.

Un abrazo de luz.

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