Neuromarketing: las respuestas emocionales generadas por la música

Lo que sentimos al percibir una melodía está condicionado por las ideas que tenemos sobre el género musical al que pertenece. La misma música no provoca las mismas emociones en todo el mundo. Según un estudio de la Universidad de Flinders, en Australia, la forma en la que reaccionamos ante la música no siempre está relacionada con las notas que componen una melodía. Lo que nos condiciona son las ideas que tenemos sobre el género musical al que pertenece la canción.

Los resultados de esta investigación sugieren que los prejuicios y los estereotipos influyen en nuestra respuesta emocional a la música. Esto sucede a pesar de que la música y la letra pueden estar expresando cosas completamente diferentes.

Los autores de esta investigación, Marco Susino y Emery Schubert, indican en su artículo que, hace tiempo se conoce la importancia psicológica de las señalas extramusicales (etiquetas, títulos, argumentos). Sin embargo, hasta ahora no se había podido medir su efecto sobre las emociones humanas.

Confirmado: depende de cada persona

En la literatura científica, algunos autores consideran que la emotividad se desprende de la propia esencia sonora del fragmento musical. Mientras tanto, otros señalan que está condicionada por las características individuales de la persona que la percibe y con el significado que cada sujeto le otorga. Así lo explica al respecto la doctora Soledad Cabreles.

Los autores consideran haber alcanzado una nueva evidencia empírica de que una misma letra, etiquetada como un género diferente a la que pertenece, provoca la emoción que corresponde a su etiqueta, aunque esté interpretada en la clave musical original.

Experimento con truco

Para el desarrollo de esta investigación, los autores convocaron a 276 voluntarios adultos de Australia y Cuba. A todos se les entregó un breve conjunto de letras de canciones reales, con información sobre el género musical del que provenían. Luego, se les preguntó qué sentimientos experimentaban cuando las leían.

Los ocho géneros musicales incluían gagaku (una especie de música clásica japonesa), samba brasileña, heavy metal, pop, hip hop y ópera de arte occidental.

Cuando una serie de letras se presentaba como gagaku japonés, por ejemplo, las respuestas emocionales eran casi siempre suaves, mientras que la samba se asociaba con la felicidad, la emoción y el baile. El heavy metal y el hip hop, por otro lado, evocaban ira.

Sin embargo, el experimento tenía truco: a algunos participantes se les dijo que las letras pertenecían a un género que en realidad no era cierto. A otros no se les dio ningún género en absoluto. Esencialmente, las letras eran las mismas, pero la etiqueta de género se modificó deliberadamente.

Resultados sorprendentes

Los resultados mostraron que las respuestas emocionales de las personas cambiaron para algunos géneros. Por ejemplo, una letra etiquetada como heavy metal produjo una respuesta emocional completamente diferente a cuando la misma letra se describió a los oyentes como Gagaku japonés, sin necesidad de tocar ninguna música.

Los investigadores también descubrieron que las personas de diferentes culturas tenían diferentes expectativas sobre el contenido emocional de la música, lo que cuestiona seriamente el antiguo dicho de que la música posee un lenguaje universal de emociones. “La emoción en la música depende en gran medida y es moldeada por la cultura”, explica Susino en un comunicado.

Cuestión compleja

Aunque la música tiene un poder reconocido para provocar emociones, este trabajo enfatiza lo complejo que es comprender la capacidad de la música para comunicar emociones. Demuestra que los humanos recurren a mucho más que solo al sonido o a la letra, a medida que experimentamos la pasión por la música.

Susino concluye que este descubrimiento tiene implicaciones para el bienestar emocional y la investigación futura en el campo de los estudios de las emociones y la música. “Hasta ahora, creíamos que las emociones musicales siempre las desencadenaba la propia música. Estos resultados sugieren lo contrario”, sentencia.

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